lunes, 25 de junio de 2018

CRITICA TEATRO. SUNSET BOULEVARD: LA HOGUERA DE LAS CELEBRIDADES



EXCELENTE. “SUNSET BOULEVARD” (Musical de Andrew Lloyd Webber, Don Black y Chistopher Hampton). Intérpretes: Valeria Lynch, Mariano Chiesa, Rodolfo Valss, Carla del Huerto y elenco. Dirección Musical: Gerardo Gardelín. Dirección general: Claudio Tolcachir. Productores: Lino Patalano, Gustavo Yankilevich y Diego Sorondo. En el Teatro Maipo, de Miércoles a Domingo.(Por Antonio De Biase)


Esta historia comenzó cuando allá por 1950, Gloria Swanzon interpretó a Norma Desmond en la película “El ocaso de una vida”, dirigida por Billy Wilder. Pero ese potente personaje volvió a cobrar vida en su adaptación al teatro de la mano de grandes como Glenn Close, Patti LuPone o Betty Bucley.
Y se convirtió en un éxito teatral gracias a la adaptación musical de Andrew Lloyd Webber, y los libros de Christopher Hampton y Don Black.
¿De qué trata la historia? Norma Desmond es una famosísima actriz de cine mudo, la cual cae en el olvido popular con el advenimiento del cine sonoro. Ella vive confinada a su lujosa mansión de Sunset Boulevard 10086. Allí es atendida por su fiel mayordomo Max von Mayerling, quien la hace vivir en un mundo imaginario, donde le escribe supuestas cartas de sus admiradores para que Norma sienta que la gente no la ha olvidado y clama por su regreso.
Es entonces, donde entra en escena Joe Gillis, un joven y atractivo guionista de poca monta y en la ruina total, al que Norma envolverá para hacerlo vivir en su mansión, con el fin que corrija un pobre guión para presentarlo a la Paramount. Sin embargo, todo se complica cuando Gillis se enamora de la bella Betty Schaffer, novia de su mejor amigo, que casualmente trabaja en el prestigioso estudio cinematográfico.

Lo cierto es que para que podamos disfrutarla en Buenos Aires, Lino Patalano compró los derechos y junto a Gustavo Yankilevich y Diego Sorondo, montaron la obra en el mítico Teatro Maipo para que los argentinos podamos disfrutarla. Y no se ahorraron en recursos materiales y mucho menos profesionales. Claudio Tolcachir es el director y responsable de la edificación artística de personajes y situaciones dentro de la obra. En su primer musical de estas características Tolcachir logró impregnarle a la historia su sello y todos los personajes logran el máximo lucimiento gracias a la explotación de sus mejores virtudes.
Quién sino Tolcachir, es el responsable del crecimiento actoral de Valeria Lynch. Nadie puede negar el bagaje vocal de quien, quizás, es una de las mejores intérpretes hispanoamericanas. La partitura de Sunset es sumamente complicada, con tintes operísticos por momentos, y baladistas por otros. Ahora Lynch no solo brilla en sus logradas interpretaciones solistas. Lo más sorprendente es la construcción que ha hecho del personaje. En el escenario el espectador no ve a Valeria Lynch. Sufre con la locura, la bipolaridad y los vaivenes indescifrables de la mente de Norma Desmond. Una Norma que por momentos despierta admiración, ternura, complicidad;  y por otros provoca lástima, rechazo, y hasta miedo, por sus acciones fuera de control. Con toda esta descripción Lynch logra edificar un personaje brillante en lo vocal (inconmensurable en “Como si nunca hubiese dicho adiós” y en “Sin hablar”) y muy sólido en lo actoral. El temor que provocaba el prejuicio de la comparación con Glenn Close rápidamente desaparece gracias a una actuación sin fisuras y por ende, consagratoria.

Sin embargo, el hilo conductor de la historia, lo tiene Joe Gillis, interpretado por Mariano Chiesa, a quien ya lo habíamos visto en otras brillantes intervenciones como la recordada “Casi Normales”. Pero Chiesa ya no es una simple revelación, sino una verdadera estrella de la Comedia Musical en nuestro país. No tengo dudas que será a partir de ahora, el actor más codiciado por los directores más prestigiosos del ambiente. Su elaboración de Gillis es extraordinaria. Maneja los climas con perfección, es propietario de una voz que puede susurrar, relatar, o cantar con la misma solidez y brillantez en cualquier clima. Sus interpretaciones por caso de “Sunset Boulevard” o “No me va a importar” -junto a Carla del Huerto) son merecedoras de integrar el disco de un artista melódico de prestigio.
A la magnética pareja protagónica, Tolcachir los rodeó de Rodolfo Valss (en el papel de Max, el mayordomo) y de la mencionada Del Huerto (en la labor de Betty Schaffer, la enamorada de Gillis). Nadie puede obviar el palmarés de Valss, protagonista de decenas de comedias musicales, que expone una voz tan potente como afinada, para dotar de ternura a un rígido papel que no tiene la preponderancia escénica de Lynch o Chiesa, pero que cada vez que aparece lo hace con remarcada solvencia.
Y Carla del Huerto, surgida de un reality televisivo, demuestra que sabe afrontar con similar eficiencia los tres pilares que se necesitan para tener papeles de jerarquía en una comedia musical: cantar, bailar y actuar. Sin dudas, su momento más brillante en la historia fue el dúo con Mariano Chiesa que ya había remarcado: “No me va a importar”. Sin dudas, una grata revelación.

Finalmente, Sunset Boulevard cuenta con un ensamble muy aceitado y compuesto por actores, bailarines y cantantes, con una experiencia y eficiencia, que ayudan a redondear una puesta de convincente calidad. En él, resaltan Mariano Condoluci, Patricio Witis, Mariano Zito y Silvina Nieto, aunque realmente es injusto no nombrarlos a todos porque son un bloque muy sólido y eficaz.
El perfil técnico se completa con Renata Schussheim (quien diseñó un vestuario de excepción), Jorge Ferrari (encargado de montar en el pequeño espacio del Maipo una escenografía que pudiera mostrar todos los ámbitos necesarios), Elizabeth de Chapeaurouge (encargada de los hermosos cuadros coreográficos) y Gerardo Gardelín (director musical).
Todo este cóctel, está al servicio de una comedia musical que se edifica como una pequeña joya en la cartelera porteña. Sunset Boulevard lo tiene todo: una sórdida e interesante historia por contar, unas canciones bellísimas, una escenografía a la altura, una orquesta en vivo de calidad dirigida por Gaspar Scabuzzo, coreografias excelentemente logradas y como si fuera poco, unos intérpretes de lujo.
Valeria Lynch logra su enésimo protagónico consagratorio (como sucedió en los noventa con El Beso de la Mujer Araña), Mariano Chiesa se revela como el mejor actor de musicales de la actualidad, Rodolfo Valss sigue confirmando su solidez y Carla del Huerto, a pesar de su juventud, se muestra como una promisoria estrella del género.
No tengo dudas que Sunset Boulevard debería llevarse los mejores premios de los ACE de esta temporada, porque a mi criterio, es la obra más importante y lograda de la cartelera porteña de los últimos años.
Obras como Sunset Boulevard reconcilian nuestro amor por el teatro. Teatro del bueno, de calidad, ese que debemos disfrutar, valorar y proteger.